La Feria de Mérida y la Física

Hola! Ahora que ya ha pasado la feria de Mérida y nos hemos montado en todas las atracciones que nos ha apetecido, hemos podido decidir cuál es nuestra favorita. Yo he de confesar que la mía es, y ha sido siempre, la de los coches de choque. Quizá porque desde pequeña me he mareado en todo tipo de atracciones de esas que dan vueltas, sobre todo si van despacio, así que las evitaba. Y, aunque también me encantaban el barco pirata y el canguro, siempre insistía en montarme una y otra vez en los coches de choque. Recuerdo cómo mi abuelo nos llevaba cada año y como yo, que era un poco miedica, buscaba siempre montarme con mi primo Javi (mayor que yo) para que me protegiera de todos los choques malintencionados del resto de mis primis, que ya os adelanto que eran un montón y a cada cuál más trasto. El caso es que este año pensé: ¿cómo no les he contado yo nunca la enorme conexión que existe entre mi atracción favorita y la ciencia? Así que, aquí estoy, dispuesta a contaros parte de la física que influye en estos cochecitos que parece que van a lo loco, pero en realidad, y gracias a la ciencia, no. ¿Por qué son así? Vamos a empezar hablando de su diseño. Tenemos que tener en cuenta que son dos coches colisionando y que nos hace mucha gracia encontrarnos con nuestros amiguis y darles el chocotón más fuerte que podamos  y, como eso es muy heavy, las personas que los diseñan tienen que pensar en todo y los hacen con materiales que amortigüen y distribuyan estas fuerzas debidas a los impactos y, además, los dotan de una goma en la base para ello. ¿Por qué se mueven? Se mueven porque tienen un techo electrificado y una barra de contacto, lo que hace que la corriente eléctrica fluya desde el techo al suelo a través del coche. Este flujo eléctrico es el que alimenta al motor, que funciona gracias a un campo magnético. Curioso… y yo que de pequeña pensaba que esa barrita era pura decoración…ains! Otro dato a tener en cuenta es que la pista es de metal y se le rocía con grafito para que disminuya la fricción. ¡Eso es! Dominando la fuerza de rozamiento para que los frenazos estén controlados. Esto se traduce en un rozamiento adecuado para que el coche se frene y se evite que el vehículo siga moviéndose libremente. Aquí, además, podemos ver aplicado lo enunciado en las Leyes de Newton (si es que cuando yo os digo que valen para todo, no es por ser pesada, es porque es verdad jejeje). La segunda Ley de Newton nos dice que la aceleración que adquiere un cuerpo es directamente proporcional a su masa y al valor de la fuerza que se ejerce sobre él y… ¡ojo! que esto quiere decir que a mayor fuerza de impacto, mayor será la aceleración y viceversa. Igual ocurre con la masa: a mayor masa, mayor fuerza (a lo mejor no iba yo desencaminada al quererme sentar con mi primo Javi, que es altísimo por cierto, por tanto más masa). También observamos que se cumple lo que nos dice la tercera Ley de Newton (principio de acción-reacción) Así que, ojo otra vez, que esa fuerza de impacto la vas a recibir tú también y quizá es una de las cosas más divertidas de esta atracción, pero hay que tener cuidado con el cuello. Por cierto, hablando de choques, sabemos que éstos ponen de manifiesto el concepto de la conservación del momento lineal o cantidad de movimiento, puesto que son choques elásticos. Es decir, que el impulso es exactamente igual justo antes que después del choque. Y, si esto os parece poco, también podemos comentar que se mueven según un movimiento rectilíneo uniformemente acelerado, que por tener masa y velocidad poseen energía cinética y algunas cosillas más. Vamos, una atracción de lo más completita, ¿no os parece? Dejadme en comentarios qué mas relaciones encontráis y cuál es vuestra atracción favorita y la estudiamos. ¡Nos vemos en clase! Ana

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