En este último módulo voy a darte una serie de pautas para evitar los bloqueos en un examen.
Me preguntáis mucho qué hacer cuando os quedáis en blanco en un examen, cómo podéis hacer para que esto no ocurra y mi respuesta es siempre rotunda: “ Si practicas, ganas seguridad y confianza en ti mismo y en la materia, los nervios bajan y desaparece ese bloqueo”.
Antes de hacer el examen tienes que prepararlo y, en este momento, revisa, reescribe tus notas, repasa, haz todos los ejercicios que puedas, pero una de las cosas que no se hace y es muy muy necesaria es el descanso.
No se te ocurra ir a un examen sin dormir, no vayas cansad@ ni agotad@ mentalmente. Nada de “noche de tinieblas”. Si llevas al día la materia, te será más útil el descanso que los repasos de última hora.
En el examen intenta estar lo más tranquil@ posible, sobre todo cuando recibas la hoja del examen. Échale un vistazo, reconoce los ejercicios, el vocabulario…no lo leas desganad@, no lo leas pensando “esto no lo sé hacer, no me va a salir” y tampoco se te ocurra intentar resolver los ejercicios de cabeza para ver si te saldrían o no.
Lee los ejercicios con calma y resuelve primero aquellos que te resulten más fáciles o más rápidos de hacer. De esta forma, además de ir asegurando puntos, van a ir bajando tus niveles de estrés y aumentando la seguridad y confianza en ti mism@.
Demuestra todo lo que has aprendido. No vale solo con llegar a la solución. Según vaya aumentando tu nivel académico, te irás dando cuenta que lo que más puntúa no es el resultado, sino que justifiques que sabes lo que estás haciendo. Demuéstrale a tu profesor@ que te lo has currado, lúcete y escribe todas las aclaraciones que estimes oportunas, dibuja, justifica cada paso y, créeme, tu nota te lo agradecerá.
Controla tus tiempos. Si detectas que algo se te hace bola, te atascas en algún sitio o te encuentras con un ejercicio que no sabes hacer, déjalo. No le dediques demasiado tiempo a un solo problema, pasa a otro. Siempre puedes retomarlo al final, cuando hayas hecho otros que te aseguran puntos. Cada ejercicio tiene su momento, así que no te ofusques con uno, en intentar sacarlo. Pasa a otro, olvídate de ese que te da la lata, céntrate y ya lo retomarás con la atención que merece.
Cuidado con la limpieza en el examen. Es muy importante que entregues un examen ordenado y limpio. La claridad que muestras en la hoja del examen es la que demuestras tener en tu cabecita.
Un examen limpio, sin demasiados tachones, ordenado y justificado, demuestra a tu profesor@ que vas dando pasos seguros, que sabes lo que haces y por qué lo haces. Úsalo.
Cuando acabes, repasa todo antes de entregar el examen. Revisa que no falte nada, ni el nombre. Repasa algún ejercicio, si es necesario. Ordena tus folios, entrégalo y a seguir currando.
A por otro tema. Ya llegará la nota, que es importante, pero no es lo más importante.
Cuando te den los resultados, fíjate en si estás conforme con ellos, y piensa si podrías haber hecho más o no. Si la respuesta es sí, aunque hayas sacado un 7, seguramente no estés tan content@ como deberías. Céntrate en dar lo mejor de ti, intenta superarte, no conformarte y ponte metas alcanzables poco a poco y así llegarás a tu mejor nota.
Por supuesto, si has tenido algún ejercicio mal, revísalo con tu profesor@ para que te diga cómo mejorarlo.
Y nada más, por fin hemos terminado este curso.
Espero que pongas en práctica estas recomendaciones y que te ayuden a mejorar a tope.
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